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El
hall de entrada es un gran distribuidor donde se ubica un ascensor que
comunica las tres plantas de la vivienda. Éstas se muestran
funcionalmente divididas y el distribuidor es el eje común que une las
dos alas en las que claramente se separa el interior de la casa: a un
lado se encuentran los salones y el dormitorio principal, y al otro, la
zona de invitados y servicio.
Por tanto, el pórtico de acceso a la vivienda nos deja de frente la
vista del gran cilindro central en el hall, dentro del cual se ubica el
ascensor y una sala de cine adicional. A la izquierda se halla una
escalera que nos eleva a la planta superior; a través de una pasarela
en cuyo recorrido se extienden estanterías de madera que provienen y
continúan a una gran sala que en la actualidad es una preciosa
biblioteca. Dicha pasarela desemboca en el dormitorio principal.
A la derecha del hall, descendiendo por una breve escalinata, llegaremos a la zona de comedor, invitados y servicio.
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Sobre
estas líneas tenemos una amplia zona de estar cuyas vistas se dirigen
al jardín japonés con el estanque que un poco más atrás veíamos. Como
ya podemos intuir, los interiores de esta casa no dejan nunca de tener
presente el exterior. Lo podremos constatar en las siguientes imágenes,
pero aquí queda patente por las grandes paredes de vidrio que facilitan
la sensación de estar dentro y fuera de la vivienda al mismo tiempo.
La decoración interior se ha completado con obras de arte y mobiliario
exclusivo de interior. Grandes clásicos atemporales del diseño de
interior tienen cabida en esta magnánima construcción. Concretamente,
las piezas que vemos en esta zona de recibo dispuestas alrededor de la
original mesa de centro son sillones “Eames”, basados en el diseño de
Billy Wilder en 1956.
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Nos
encontramos sobre estas líneas una perspectiva del impresionante salón.
Podemos apreciar claramente la diferencia de nivel con respecto al hall
de bienvenida. A este respecto, indicar que la pendiente del terreno en
el que está alzada la casa (que cae en sentido norte – sur) permite que
en cada uno de los niveles de la vivienda existan salidas directas al
exterior, por lo que cada una de dichas plantas se puede considerar
independiente de las otras.
Como dato curioso del esmero y cuidado con el que se planteó esta
espectacular vivienda, indicar que este impresionante salón se diseñó
en función del gran artesonado policromado que luce encima del gran
ventanal que dirige las miradas al jardín. La pieza pertenecía a un
importante caserón que se incendió en su totalidad y pudo ser rescatado
y restaurado en el siglo XIX.
La gran pared de vidrio, de 17 metros de longitud, recorre
longitudinalmente la estancia y es en realidad una colosal estructura
que se puede plegar (a través de un mecanismo hidráulico oculto) con la
finalidad de abrir el salón al jardín, haciendo que interior y exterior
se fundan en un solo espacio.
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El
comedor principal es otra muestra de la magnificencia y cuidadoso
estudio del diseño de cada uno de los rincones de la casa. Como
característica definitoria se encuentra el techo abovedado
especialmente pensado y diseñado para facilitar una acústica perfecta,
de manera que desde cualquier punto de la sala, cualquiera de los hasta
treinta dos comensales que tienen cabida, pueda oír perfectamente a
cualquier otro sea donde fuere la ubicación entre ellos.
Por otro lado, la incidencia en el sorprendente diseño de las distintas
estancias no debe hacernos pensar que con ello se menoscaban otros
aspectos de la construcción. Las calidades utilizadas para su
ejecución, como no puede ser de otra manera, son destacables, tal y
como se podrá apreciar en el pavimento de grandes piezas de mármol que
recubre la práctica totalidad del suelo, o la madera maciza laminada
allá donde las características de la vivienda y la voluntad del
constructor determinaron precisa su utilización.
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