La calle de Arturo Soria, que se extiende en dirección prácticamente norte-sur a lo largo de cerca de 4 kilómetros en el noreste madrileño, es desde hace años una de las más reconocidas zonas residenciales de la capital. Con una normativa urbanística que solo autoriza vivienda individual, bien en parcela independiente bien en grupos de chalets adosados, y vivienda comunitaria en bloque abierto y rodeado de jardines. En esta zona Ambassador trabaja en dos diferentes tramos: el comprendido entre su cruce con la calle Costa Rica y la Avenida de San Luis y el comprendido entre Costa Rica y el Antiguo Hospital del Aire.
En una tranquila calle trasversal, situada en el primero de los tramos comentados, encontramos el singular ático-dúplex objeto del presente reportaje, vivienda que pertenece a un edificio de cuatro plantas de altura, dotado de jardines y piscina y que fue terminado de construir en el año 1979, época a la que pertenecen las viviendas de mayor nivel que podemos encontrar en la zona.

La superficie total de la vivienda es de 516 m2, de los cuales unos 95 pertenecen a las terrazas, una de ellas de unos 15 m2, en la planta baja, con salida desde la zona de recibo, y otra -que no dudamos en calificar como espectacular- situada en la planta superior y que está cubierta por una estructura de aluminio retráctil y grandes cristaleras.
Se dispone de cuarto trastero y de cuatro plazas de garaje y de forma comunitaria de jardines, piscina y porches habilitados para zona de juegos infantiles; además un amplio espacio reservado para reuniones y fiestas comunitarias.
Sobre estas líneas una vista parcial de la zona de recibo en toma realizada desde el inicio de la escalera que lleva a la planta superior.

En la imagen una vista del antehall que encontramos a la salida del ascensor. Amplia meseta con paredes paneladas en madera noble, suelos de gran calidad y cuidada iluminación ambiental, en una cuarta planta con solamente dos propietarios en la misma.
La distribución de la vivienda, en cada una de sus plantas, es como sigue.
En la planta baja: hall, a su izquierda el paso al distribuidor general, a la derecha un aseo de cortesía y al frente el paso a la zona de recibo, mediante puerta abatible de doble hoja.
Abordamos la zona de recibo mediante un espacio de transición que nos deja a su izquierda los dos salones, la salida a la terraza y el arranque de la escalera y a su derecha el paso al comedor, en abierto, mediante un pórtico de gran anchura recubierto en madera noble.

El hall, con su puerta doble abriendo sobre la zona de recibo, a la izquierda la puerta del aseo de invitados.
Los suelos en tarima de jatoba sobre rastreles, la carpintería interior, según localizaciones en madera de nogal o en barnizado blanco neutro, en el primer caso con herrajes de bronce de diseño clásico, en la barnizada de corte más moderno, también en bronce dorado.
El distribuidor general de la vivienda nos va presentando sucesivamente a la izquierda la cocina, oficio, zona de lavado y plancha, despensa y zona para el servicio doméstico, con su propia puerta a la escalera y meseta del montacargas y a continuación el paso a un estar familiar, un paso adicional a la zona de recibo, dos dormitorios de familia, un cuarto de baño y al fondo, tras un giro en "L" la suite principal con dormitorio, vestidor independiente y cuarto de baño.

En la imagen una perspectiva general de la zona de recibo en toma realizada desde la entrada al comedor. A señalar la comodidad de la escalera, en espiral, con un cuidadosísimo trabajo de ebanistería realizado tanto en los pasos como en soberbio barandal que luce un impecable trabajo de ebanistería con forma helicoidal.
La planta superior nos presenta a su llegada un amplio estar en dos ambientes más sala de billar, dos dormitorios, un cuarto de baño completo, gimnasio con ducha y sauna y la gran terraza cubierta, que toma forma de patio sevillano y de la que más tarde daremos noticia gráfica.