La vivienda que nos ocupa toda nuestra atención está ubicada en la urbanización La Moraleja, por todos conocidos como una urbanización de lujo y residencia de famosos. Su historia se remonta hasta el siglo XVIII cuando pertenecía a las tierras del rey Carlos III. Pertenece en el presente al término municipal de Alcobendas, aunque dicen los anuarios que tuvieron un intento frustrado de independencia del municipio citado. Se encuentra enclavado justo al norte de Madrid muy cerca del aeropuerto y de la autovía A-1 y rodeado por dos campos de golf. Se caracteriza por ser una construcción de casas independientes tipo chalets en su mayoría, ubicado dentro de un bosque mediterráneo.  Dispone en la actualidad de la llamada "milla de oro" de la restauración, donde están ubicados los restaurantes más afamados como "Araceli", La Máquina, Aspen, Casa Quiros, etc.

En estas inmediaciones descritas de la tan conocida y exclusiva urbanización de La Moraleja se halla situada una magnífica y singular casa de diseño de reciente construcción. Magnífica porque hace gala de un espacio total de 1.300 metros cuadrados; singular no solo por su excusiva planta y estructura, sino por sus cuidados y seleccionados materiales, como fachada de piedra caliza de Silos, o el suelo de mármol travertino de sus exteriores.
Además, la vivienda se alza sobre una propiedad de 3.000 metros cuadrados en la que intensas arboledas y consolidados jardines tienen presencia para componer un espacio integrado en el que diseño y naturaleza conviven en armonía.

El inmenso jardín nos ofrece múltiples posibilidades gracias a sus dimensiones y vistas a la sierra. No obstante, ya se encuentra equipado con pista de tenis, pozo, piscina y zona de barbacoa, elementos estos últimos que se encuentran próximos al porche cubierto.
De otro lado, en la proyección de la construcción se ha tenido muy en cuenta la luz en el interior, motivo por el cual desde sus distintas fachadas se pueden apreciar los múltiples ventanales y entradas al nivel a ras de suelo, dejando a la vista del observador un diseño ligero que pone bastante acento en el dinamismo, geometría y simetrías.

Traspasando el umbral de la puerta principal, nos encontraremos en una vivienda con un interior único y sorprendente. El hall nos da la bienvenida mostrándonos en primer lugar un precioso pavimento de láminas de madera en tono roble oscuro que está presente en toda la casa. Opuesto a éste, encontramos una gran viga de madera longitudinal que divide visualmente el espacio y fuerza la mirada hacia el fondo de la estancia, donde se hallan diversos grandes ventanales que vierten a un jardín de estilo japonés.