La colonia de El Viso fue proyectada por el arquitecto Rafael Bergamín a finales del primer tercio del pasado siglo XX.
Esta emblemática colonia del período racionalista madrileño la forman un conjunto de casas unifamiliares agrupadas formando hileras de dos, tres o incluso ocho viviendas, todas ellas proyectadas según unos estándares comunes, que dan una identidad propia a la totalidad de la actuación.
Sus formas estaban generadas mediante un juego de volúmenes prismáticos y cilíndricos donde cada vivienda se consideraba parte de un conjunto superior formalmente constituido.
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Sometida a un particular nivel de de protección, la colonia se conserva hoy en un impecable estado, formando parte de la historia arquitectónica madrileña y habiéndose convertido en una de las más acreditadas y deseadas zonas residenciales de la capital.
En una de sus subzonas, dotada de un gran encanto y privacidad y conocida popularmente como "Cruz del Rayo" se encuentra el atractivo chalet, adosado y en esquina, que Ambassador les presenta y propone en el presente reportaje.
Sobre una parcela de 212 m² se encuentra en chalet que, disponiendo de una superficie construida de 302 m², se desarrolla en dos plantas principales más una adicional, bajo cubierta y abuhardillada.
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En las dos fotografías que encabezan esta página podemos ver una perspectiva general del chalet y un detalle de los huecos de su fachada con carpintería de seguridad con cristales "climalit " y contraventanas "a la mallorquina" en acero templado, también de seguridad.
El patio delantero, perfectamente ajardinado, tiene su suelo cubierto por clásicos adoquines de granito enmarcados en piezas grandes, también del mismo material.
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La distribución de la vivienda, por plantas, es como sigue.
En la planta baja: pequeño porche acristalado protegiendo la entrada, hall con zona de distribución en la que se encuentra gabanero y un aseo de cortesía al fondo el paso al comedor, distribuidor y la zona de servicio.
A la izquierda el arranque de la escalera a las plantas superiores y el paso mediante un amplio vano porticado a la zona de recibo que ocupa un gran espacio diáfano con luces en los dos paños longitudinalmente opuestos y que está presidida por una bonita chimenea, de corte clásico, realizada en mármol de Carrara y protegefuegos metálico de tipo persiana.
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En la fotografía: vista del hall tomada desde su conexión con el distribuidor anterior al comedor.
La mencionada zona de recibo define tres ambientes perfectamente diferenciados; el inicial de trabajo, el intermedio -frente a la chimenea- de estar y al fondo abriendo a un pequeño patinillo ajardinado una zona de relax y lectura que conecta directamente con el comedor de la vivienda, de forma cuadrangular y con capacidad para ocho o diez comensales.
Este comedor comunica por un lado, como ya hemos comentado, con el hall y por el otro con un distribuidor y zona de preparación que le da paso a la zona de servicio.
Todos los suelos de la zona de recibo están realizados en mármol yugoslavo, las paredes, con preparación "en liso" lacadas en color blanco marfil entonando con la carpintería interior también en el mismo color y con herrajes en latón dorado.
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